“Mi bebé no quiere comer”. Si has escrito esta frase en Google a medianoche, con el plato de comida de tu hijo todavía lleno sobre la mesa, respira. No estás sola. Muchos padres están en la misma situación cuando su mi bebé no quiere comer y se sienten frustrados.
Vamos a ser honestos: esta es una de las mayores fuentes de angustia para los padres. Queremos que nuestros hijos crezcan sanos y fuertes, y cuando rechazan la comida, sentimos que estamos fallando.
Pero tranquila. La etapa de “picky eater” o “niño mañoso” es increíblemente común. De hecho, se estima que entre el 20% y el 50% de los niños pequeños pasan por una fase de rechazo a la comida. Es más una regla que una excepción.
El problema no es que tu bebé no quiera comer; el problema es que no sabemos cómo reaccionar. La presión, el estrés y la frustración pueden convertir la hora de la comida en un campo de batalla.
Reaccionar adecuadamente es clave. Cuando escuchamos “mi bebé no quiere comer”, lo mejor es mantener la calma y no forzar la situación.
Hoy no vamos a batallar. Hoy vamos a entender y aplicar estrategias que SÍ funcionan.
Es importante entender que cuando dices “mi bebé no quiere comer”, puede haber muchas razones detrás de esto. Los padres deben explorar estas razones para poder abordar el problema.
Cuando un padre dice “mi bebé no quiere comer”, a menudo se siente impotente y preocupado por la salud de su hijo.
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Es fundamental no tomarlo como algo personal si tu “mi bebé no quiere comer”. Hay que recordar que es parte de su desarrollo.
¿Por qué mi bebé no quiere comer? (No es personal)
Antes de las soluciones, un poco de contexto. El rechazo a la comida suele explotar alrededor del año y medio o los dos años por razones biológicas muy claras:
- Neofobia: Es el miedo innato a probar alimentos nuevos. Es un mecanismo de supervivencia que nos queda de la época de las cavernas (“si no sé qué es, mejor no me lo como, podría ser veneno”).
- Buscan Independencia: Tu bebé está descubriendo que tiene poder. Decir “no” (a la comida, a vestirse, a dormir) es su nueva forma favorita de practicar su autonomía.
- Crecimiento Lento: Después del primer año, el crecimiento se desacelera drásticamente. Simplemente, no necesitan tanta energía (comida) como antes.
Entender esto es clave: no lo hace para molestarte. Lo hace porque es un niño sano desarrollándose.
5 Estrategias Probadas si tu Bebé Rechaza la Comida
1. La Regla de Oro: La División de Responsabilidades
Muchas veces, el rechazo de alimentos hace que los padres piensen “mi bebé no quiere comer”. Sin embargo, existen maneras de ayudar a los niños a desarrollar hábitos alimenticios saludables.
Este es el consejo profesional número uno, creado por la nutricionista Ellyn Satter. Es simple y cambia vidas:
- Tu responsabilidad (Padre/Madre): Decidir qué se come (comida nutritiva), cuándo se come (horarios establecidos) y dónde se come (en la mesa, sin distracciones).
- La responsabilidad de tu Bebé: Decidir si come y cuánta cantidad come.
Esto significa que, una vez que pones el plato en la mesa, tu trabajo terminó. No más “una cucharadita más”, “abre el avión”, ni súplicas. Si no comió, no comió. Retiras el plato con normalidad (sin caras de enojo) y esperas hasta el siguiente horario de comida (sin snacks extra para “compensar”).
2. Paciencia Nivel Dios: La Regla de las 15 Exposiciones
¿Le ofreciste brócoli una vez, hizo cara de asco y nunca más lo intentaste? Error.
Los estudios muestran que un niño puede necesitar probar un alimento entre 10 y 15 veces (¡quince!) antes de aceptarlo. No significa 15 días seguidos, sino 15 exposiciones diferentes.
Recuerda que si dices “mi bebé no quiere comer”, lo más probable es que requiera más tiempo para acostumbrarse a los nuevos sabores.
Sírvelo cocido, luego en puré, luego en un budín. Sigue ofreciendo el alimento (en pequeñas cantidades) sin ninguna expectativa. Un día, te llevarás una sorpresa.
3. El Poder del Ejemplo: Coman Juntos
Los bebés aprenden por imitación. Si tu hijo siempre come solo antes que los adultos, se pierde la parte más importante: ver a sus referentes (tú) disfrutar de la comida.
Siéntense a la mesa juntos, incluso si es solo por 10 minutos. Come tú esas verduras que quieres que él coma. Di en voz alta “¡Mmm, qué rico está este zapallo!” y no le ofrezcas. Solo disfruta. Verás cómo la curiosidad empieza a ganarle.
4. Revisa el Contexto: ¿Son los Snacks?
Este es el culpable silencioso más común. Un niño que vive “picoteando” galletas de arroz, fruta o tomando leche/jugo todo el día, NUNCA tendrá hambre real a la hora de comer.
Establece horarios claros. Por ejemplo: Desayuno (8:00) – Snack (10:30) – Almuerzo (13:00) – Snack (16:00) – Cena (19:00). Y entre medio, solo agua. Si pide comida fuera de horario, le dices con calma: “Claro, ya casi es hora de almorzar, comemos en 30 minutos”.
5. Hazlo Atractivo (Pero Real)
No necesitas ser un artista del bento box, pero la presentación ayuda.
A veces, un niño que rechaza el puré de zanahoria, acepta feliz las tiritas de zanahoria cocida que puede agarrar con la mano. Un niño que odia el zapallo, ama “árboles” (brócoli) con “salsa naranja” (puré de zapallo).
Aquí es donde la comida natural brilla. Los colores vibrantes de MEALY (el naranjo intenso de la zanahoria, el verde profundo de la espinaca) son atractivos porque son reales, sin colorantes. Usar alimentos que se ven y saben a lo que son, ayuda a tu bebé a construir un paladar honesto.

Qué SÍ y Qué NO Hacer (Resumen Rápido)
| Qué SÍ Hacer (La Paciencia Gana) | Qué NO Hacer (La Presión Pierde) |
| ✅ Confiar en su apetito. | ❌ Obligar o forzar a comer. |
| ✅ Ofrecer variedad (colores, sabores, texturas). | ❌ Castigar (“si no comes, no juegas”). |
| ✅ Comer en familia. | ❌ Premiar (“si comes, te doy postre”). |
| ✅ Mantener la calma y la neutralidad. | ❌ Distraer con pantallas (TV, celular). |
| ✅ Respetar sus horarios. | ❌ Mostrar tu angustia o enojo. |
Tu Estrés También Alimenta (o “Des-alimenta”)
Los bebés son esponjas emocionales. Si llegas a la mesa estresada, anticipando la batalla, tu bebé lo sentirá y se pondrá a la defensiva.
Aquí es donde tener soluciones prácticas te quita un peso de encima. Saber que tienes en el freezer una comida 100% natural, sin sal, sin preservantes y deliciosa (como las de MEALY), te quita el estrés de la preparación. Y si ese día tu bebé decide no comerse esa comida perfectamente nutritiva… no pasa nada.
En resumen, cada vez que pienses que “mi bebé no quiere comer”, recuerda que es una fase y que con paciencia, todo mejorará.
Porque gracias a la “división de responsabilidades”, sabes que tu trabajo (ofrecer algo bueno) está hecho.
Baja la presión, confía en el proceso y en tu bebé. Estás criando a una persona que sabrá escuchar a su cuerpo, y eso es mil veces más importante que un plato vacío.
